Capítulos

1. La habitación de Aya

2. Gota de nieve

3. La casa de los Gatitos

4. El salvador de Mikage

5. Domingo por la mañana

6. El doctor Miyatake

7. Reunión

8. Birman

9. Muerte



Capítulo 1: La habitación de Aya - Traducción: Naruto Uzumaki

La luz del sol de invierno tenía una luminosidad diferente a la del verano.

Los cristales brillaban hacia afuera, Aya perdido en sus pensamientos, dirigió sus ojos hacia la claraboya de la habitación vacía. Cuando había llegado allí, se sintió bastante extraño. No recordaba cuánto tiempo sus puños habían permanecido limpios, a pesar de que debería haber olvidado todo sobre la última noche de "trabajo", sus sentidos todavía recordaban. La resistencia de su espada al cortar la carne, los gritos de agonía ante la muerte, le hicieron recordar la escena en la que había estado pocas horas antes. Fue entonces cuando llegó aquí, que estas extrañas sensaciones surgieron en él. Tal vez fue la culpa, los restos de su humanidad. Se convirtió en un miembro de Weiß por lo que él más amaba, las crueles expresiones en la oscuridad que debería haber olvidado. Los sentimientos de culpa no eran lo que son ahora. Había elegido este camino manchado de sangre por cuenta propia. Dejó salir el fantasmal remordimiento de su cuerpo, dio un largo suspiro y se acerco a la ventana que esta al lado de la cama, sus esbeltos hombros casi podían cortar el viento.

La habitación era amplia y el interior estaba forrado con madera. Se trataba de un lugar en donde el corazón podía sentirse a gusto. La temperatura y humedad eran agradables, y anunciaban el comienzo de la primavera. Y una vez más, se podía oír tranquilamente la música de un nuevo año jugar en el ambiente. Y, por último, la madera de las camas gemelas se enfrentaban a un lado, en el centro de la habitación, bajo la supervisión las 24 horas del día por cámaras montadas en las paredes. Su cuerpo limpio no resaltaba en aquel escrupuloso interior.

- "Aya ..." - Recostándose a lo largo de la cama, recordó una conversación con la joven a la cual le había gustado mucho su pijama azul con lunares. "Aya" Después de lo que le había pasado a ella, él ya no utiliza mas su verdadero nombre Ran Fujimiya. Había tomado el suyo, para que Aya pudiera seguir viviendo así. Ella parecía verle con paciencia con sus grandes y hermosos ojos, pero sus ojos a partir de aquel momento, hace dos años, sólo brillaban con una luz fría al igual que el vidrio.

- "Es realmente un buen día." - Ella estaba escuchando y entendiendo, según él creía o quería creer, pero como una muñeca sin vida que nunca se movía. Sin embargo, se mantenía hablando con ella, que había perdido todos los sentimientos de alegría, rabia, dolor y risa.

- "¿Quieres mirar hacia allá?" - Presionó un botón del control en la cabecera, y la cama silenciosamente empieza a moverse elevando a la joven un poco. Desde la ventana se podía ver toda la parte sur, la ciudad en miniatura se desplegaba ante ellos, no era una mala vista. Debajo del gran cielo azul, la ciudad parecía muy tranquila. Un tranquilo carillón murmuraba detrás de él, al parecer alguien venia por el ascensor. Un rato mas tarde, entro una joven enfermera.

- "Por favor, con permiso. Es hora de abrir el IV".- Pasando rápidamente por detrás de Aya, la enfermera rodeo la barra de metal del pie de la cama, y con practica en sus manos preparó el IV. Este lugar es el hospital memorial de la fundación Falke, una especie de sanatorio con habitaciones alquiladas por particulares, con la mejor atención y equipos que el dinero puede comprar. Este hospital era una institución especial orientada a las necesidades de la clase ejecutiva japonesa. Toda esta tecnología sólo podía ser adquirida a costos exorbitantes, pero la verdad es que él lo pagaba con su "trabajo".

- "Voy a regresar cuando el goteo del IV este terminado."- Cuando ella estuvo segura de que el gotero del tubo IV fue debidamente llenado, la enfermera salió del cuarto sin decir otra palabra.

-"Así que esta es la cena...?" - Él murmuró, mientras veía el líquido amarillo del gotero en el brazo de la chica. Podía ver el paso del tiempo a través de los delgados brazos.

- "Voy a tener que ponerme a dieta"... Unos minutos antes de ese horrible accidente automovilístico, había bromeado acerca de comer una de sus tartas favoritas de chocolate y menta…

Suavemente le tocó el brazo, que tantas dolorosas agujas y jeringas han perforado. La hinchada piel blanca se había convertido en rígida como la piedra. No podía decir nada mas, Aya miraba a través de la claraboya. El cielo estaba claro y brillante. Fue realmente un buen día.

Cerró los ojos, pero no a causa de la brillantez del sol.



Capítulo 2: Gota de Nieve - Traducción: Mariana Hatake

Esa chica fue arrojada por los guardias de traje negros en el suelo del pasillo. Aparentava alredor de los veinte años, usaba unos pantalosnes gastados y un corto sueter Beige claro.

- "¿Por que? ¿Por que no me permites verlo?!” - Ella fervientemente agarraba su largo y brillante cabello negro, como si lo jalara, y se colocaba contra los dos guardias para gritarle al hombre de mediana edad en traje.

- "Debemos irnos señor”

- "si” - Ignorando sus gritos, el hombre de mediana edad asintio al guardia, quien la arrojo, y tranquilamente camino hacia el pasillo del elevador.

- "Espere! Por favor espere Sr. Gondou”, ella corrió hacia ellos tan pronto pudo ponerse de pie, pero en cuanto lo intento, el guardia restante se coloco en su camino.

- " Sal de mi camino!, no interfieras!” - Rápidamente el guardia la abofeteo fuertemente en la mejilla, y ella se colapso una vez mas en el suelo. Dandole una ultima mirada, el guardia tambien se dirijio hacia el ascensor, ella no se levanto otra vez, pero lloro profundamente. Fue en ese momento, cuando alguien, silenciosamente puso su mochila enfrenete de ella. La habia perdido cuando la arrojaron la primera vez al suelo.

- " ¿Es tuya cierto?” - Aya dijo con una voz fria, desprovisto de cualquier expresión en particular.

Se estaba bien afuera, pero la brisa helada de invierno estaba presente en el aire, asi vieron a algunos pacientes, que al igual que ellos paseaban alrededor del patio del hospital.

- "Ese sujeto era el padre de Keisuke Gondou, el lider del partido Remormista, Ryouzo Gondou. Sale mucho por televisión, asi que probablemente lo has visto antes” - su nombre era Mikage Hokujou. Parecía haberse calmado un poco mientras caminaba con él. No pregunto nada, pero en su lugar hablaba sobre sus problemas uno a uno. Hablando parecia disminuir sus problemas de alguna manera. Esta mañana, el novio de Mikage, Keisuke Goundou, se vio involucrado en un accidente de tráfico. Por sus heridas está al borde de la muerte en algun lugar de este hospital. Un coche fuera de control lo atropelló, mientras conducia.

- "Una enfermera me dijo que la cirujia por el momento fue exitosa... asi que.... el debe estar en UCI” - dijo mientras vigilaba el hospital, el 8° piso, donde el centro de cuidados intensivos estaba localizado. Aya siguió su trayectoria con la vista, pero mientras lo hacia se preguntaba que estaba haciendo. Usualmente él no haria cosas como estas. Cosas como la compasión y amabilidad eran para la gente normal, con vidas normales. Especialmenete considerando su "trabajo”, habia perdido la habilidad de expresar sus sentimientos hacia los demás, pero entonces ¿por qué aun no habia dejado sola a Mikage?. Esos sentimientos tal vez no hayan desaparecido por completo, los extraños recuerdos que había sentido en la habitación de Aya. En cualquier caso, no habría dejado sola a Mikage.

- "Puedo entender porque me odia” dijo tristemente. "Mis padres murieron cuando era muy joven... fui de pariente en pariente.... en realidad, los dos cometieron suicidio, sin embargo hace poco, yo decia eso. Asi que, no importaba donde fuera, era un parasito del que necesitaban hacerce cargo.... Cuando iba en segundo de preparatoria, huí, realmente hice algunas cosa estúpidas... pero fue entonces cuando conoci a Keisuke. Hablaba como un idiota, pero realmente era una persona seria... ese maleante pelirrojo me dijo, que no importaba si olvidas el pasado, pero si trabajas duro, entonces "puedes hacer cualquier cosa” o.... el dijo "no seas cobarde” el relamente fue.... "un arduo trabajador”- su voz titubeo mientras sus lagrimas corrian por sus mejillas.- "Se que no soy buena para el... no podria haberle dado una buena vida, tengo una horrible vida familiar, hubiese sido un escandalo para tal famosa familia de politicos... pero.... ¡pero el al menos podría dejarme verlo! Él es una persona importante para mí... muy importante....”

Una persona importante. Cuando él la escucho decir eso, Aya finalemnte entendio por que simplemente no habia dejado a la chica desde el principio. Como él, Mikage vivía por su propia persona importante. Habia sentido eso desde el momento en que la vió en el pasillo.

- "Gota de nieve” - le dijo, mientras ella valientemente se resistia de llorar.

- "¿ Qué?...” - preguntó con curiosidad, sin comprender. En respuesta, él miró hacia la tierra, ante sus pies una pequeña cama de flores. Ahí audazmente crecieron flores blancas en la severa brisa invernal. Los largos y delgados petalos, colgaban como aretes expuestos.

- "Flores nive de pino..."

- "En el oeste, son llamadas gotas de nieve.”

- "Gota de nieve...” - Este tema la distrajo de sus problemas, limpiando sus ojos, incluso dejo salir una sonrisa.

- "¿Asi que, te gustan las flores?”

- "No necesariamente, pero necesito recordar estas cosas por mi trabajo”

- "¿Trabajo?... Aya... ¿Era Aya verdad? , Asi que Aya, ¿debes trabajas en una floreria ?, ¿Cómo se llama?”

- "No es un trabajo que haga por que quiera,” - respondió con firmeza. Pareció como si ella hubiese salido herida, Mikage bajo su ojos con tristeza.

- "Lo siento, esoy siendo entrometida...”

- "No realmente” - Él ya había perdido cualquier deseo en particular de estar con ella en este momento. Era un tanto grosero, pero tal vez, este era un buen momento para separse. Dándole la espalda, comenzo a alejarse. Mientras lo hacia, ella dijo, - "Gracias por escucharme...”.- A esas palabras, Aya se detuvo sin pensarlo. Aunque podía permanecer con ella un poco mas, no podria hacercelo así mismo, pensó. De esta forma lanzó unas palabras.

- "La palabra en flor para gota de nieve es... Esperanza”.

Y Con eso dejo el lugar. Mikage lo vio marcharse, sin notar la suave sonrisa en su propia cara, pero solamente el viento frio cortaba como un cuchillo.


Capítulo 3: La casa de los gatitos - Traducción: Mariana Hatake

- "Ah, Aya-Kun! Heeeeey!” Un Chico en un uniforme de preparatoria azul marino le gritó mientras corría. Con un cuerpo tan delicado que podria haberse roto si alguien lo abrazaba, relamente podria haber pasado por un niño de primaria. Con una cara sonriente y angelical, fue y se paró junto a Aya, quien tuvo que esperar el semáforo en la esquina de la calle, en la zona comercial. Era Omi Tsukiyono, un chico con todas las cosas buenas de la humanidad, en apariencia. No obstante, él era tambien un miembro de Weiß. Con su alto intelecto y detallada planificación de las misiones, incuso Aya confiaba en sus habilidades sin reservas.

- "¿No es este reloj de bolsillo, genial?” - Omi le mostró un reloj de bolsillo muy bien hecho y probablemente antiguo.- "Conocí a un anciano con un bastón en la estación de trenes. Él no podia lograr subir la escalera hasta la cabina de boletos, asi que le ayude a subir. Era bastante pesado, asi que perdiamos el ritmo, pero de alguna manera logramos llegar a la taquilla, y cuando dije "Adiós abuelo!”, me dio esto como regalo. Parecía caro e importante para él, así que lo rechacé, pero dijo que lo tomara de cualquier manera. Me dijo que estaba hecho completamente en plata... Tuve que mantenerlo cerca, heh heh!”

- Mientras lo escuchaba hablar, no podia imaginar a Omi como uno de esos que trabajan en la oscuridad. En verdad, Omi parecia solo un chico muy amigable. Cuando pasaron atraves de la zona comercial hasta el área residencial urbana, Aya tuvo que escuchar el parloteo infantil de Omi todo el camino, finalmente llegaron al cuarto piso de un edifico en concreto. En el piso superior estaba donde vivian los miembros de Weiß, y en el piso inferior la floristería "La casa de los gatitos” donde trabajan como tapadera de su otro "trabajo”.

- "¡¡Estamos de regre...soooooooo!!” - Justo cuando Omi se detuvo en la entrada de la tienda, una pelota de futbol llegó volando a su cara. Demasiado fuerte como para salirse de su camino, el balón se estampó en su cara, y aturdido, cayó en la acera, atrapando el balón.

- "Erg... Eso dolió....”

- "¿Estas bien?” - por supuesto, Aya preguntó, parado a su lado. Ese fue un golpe bien fuerte. Un grupo de niños salieron corriendo de la floristería, pasando sobre Omi, para dispresarse entre las casas.

- "¡Te veo mañana ~!” Un joven arrogante fue abriéndose camino hacia fuera de la tienda, tratando de despedirse de los niños. Usando el delantal con el emblema de gatito, el hombre vio a Omi una vez más en el suelo, con una sonrisa burlona. - "Te estas volviendo lento, Omi. Absolutamente zero en respuesta de reflejos”

- "¡¿Que se supone que significa eso?! ¡Ni tú podrias evadir algo que viene hacia tí tan rapido!”

- "Pero Puedo.”

- "¡Ken-Kun!”- "Ken" Este tipo, por supuesto, tambien era un miebro de Weiß. Su nombre completo era Ken Hidaka. Y despues, el último miembro del grupo apareció. Acompañado de musica explosiva, detuvo su coche – un deportivo clasico-estilo Super Seven- y de forma casual saludó mientras se apartaba su largo cabello de los ojos. Él era el cuarto miembro de Weiß. Un tanto vanidoso y despreocupado, su nombre era Yohji Kudou.

- "¿Huh? ¿Que hacen los tres juntos en frente de la tienda?

- "¿Asi que finalmente estas aqui, Yohji? Ella esta esperando dentro.”

- "Si, me lo imaginé.” - Mirando dentro de la tienda, una mujer alrededor de la edad de universidad reposaba timidamente en el sofa, usando una –muy corta – minifalda y una cara un tanto seria.

- "¡Llegas tarde, Yohji!”

- "Perdón, perdón, la carretera cerca de la estación estaba congestionada del infierno” Su suave voz combinada con una sonrisa, Yohji se disculpaba en su camino através de Omi y los otros, escogiendo su camino hacia la mujer.

- "No le digan a las personas que esperen en la tienda, no es un lugar para jugar.” - Ken Murmuro, pero Omi lo miró desganado.

- "Yo podría fácilmente usar esas palabras en contra tuya, Ken-Kun.”

- "¿Eeh?”

Esto era muestra de como se solían mostrar. Viendolos con fria mirada, Aya pensó en regresar a su propio cuarto en el edificio, pero entonces, notó las frores de temporada decorando el interior de la tienda.
- Blanco inmaculado... Gotas de Nieve.



Capítulo 4: El salvador de Mikage - Traducción: Mariana Hatake

- "¿Su condición... acaba de cambiar?” - Escuchando detras de la esquina del corredor donde los doctores y enfermeras pasaban, sin darse tiempo para pensar, Mikage Houjou preguntó a los tres guardias de Ryouzou Gondou, que bloqueaban el camino.

- "Por favor dejenme verlo! Por favor dejenme ver a Keisuke!”

- "Lárgate,” uno de los hombres en traje negro murmuro sin sentimiento alguno. "Son las ordenes del jefe. Deja el hospital ahora y no regreses.” - Repentinamente, se abrió paso para la UCI a través de los guardias, pero una chica frágil como ella, no pudo llegar lejos de los hombres con complexión de luchadores. Uno Rapidamente la sujetó del cabello y la trajo de regreso, girandola para impactar con la pared con un gemido. Su cuerpo entero palpitaba muerto en dolor, sollozando suavemente.

- "Kei.... Keisuke....” dijo entre dientes, aún frustrada por no poder deslizarce hacia la UCI. Resoplando sus labios en molestia, el guardia la tomo por el cuello con una mano, y con la otra, la alzó hacia arriba como si no pesara nada.

- "¡¡Deja... dejame ir! Dejame ir imbecil!!” Grito de manera penetrante, pero sin cambiar de expresión, los guardias simplemente la arrastraron hacia el pasillo del ascensor.

- "¿De que se trata todo este ruido?”- En su camino aparecio un hombre sencillo, un doctor de mediana edad un tanto bajito. Era el jefe de cirugia, Senji Miyatake. Una inocente sonrisa estaba sobre su cara, pero debajo de su voz habia algo oculto.

- "¿Esta usted bien señorita?” - Desde entonces, ese hombre se convirtio en el salvador de Mikage. Sin embargo, dentro del corazón de su salvador se agitaba la enfermedad llamada locura, y en este punto, Mikage no tenía manera de conocer todos los crimenes que cometió, y fué cometiendo.



Capítulo 5: El domingo por la mañana - Traducción: Mariana Hatake


Una rápida y fría brisa, augurio de invierno, estaba presionando como si levantara la contraventana.

- "¡Waaah , hace mucho frio!” - Omi murmuro ensimismado, y elaboraba expresiones de desagrado en su cara mientras levantaba sus hombros. El control del aire que calentaba el pequeño interior de la tienda, habia apenas sido encendido, así que no era de mucha ayuda aún.

Hoy era Domingo, el unico dia a la semana que Omi estaba a cargo de abrir la tienda. Él no podia tener el turno de la mañana los otros seis dias, debido a la escuela. Naturalmente, deseaba poder dormir en su único día libre, pero no habia objeciones a discutir con lo que ya habian decidido entre los cuantro. Y en todo caso, se sentia más relajado cuando abría la tienda por si solo, pensando solo en los asuntos de la tienda.
Seria genial si los otros tres vinieran a ayudar a abrir la tienda, pero ellos no entendían mucho sobre la mejor exibición de la mercancia para vender, y aunque ellos llevaban las cuentas, no tenian mucho concepto acerca de qué y cuánto era vendido y comprado. Aunque si bien su trabajo verdadero reposaba en la oscuridad, tenian que manejar la floristería minuciosamente, en orden para defenderla de las sospechas de la gente. Era trivial, pero una efectiva capa de invisibilidad, donde nadie sospecharia que su cometido era tomar vidas. Aya, Ken, y Yohji todos entendian eso, pero incluso cuando daban su mejor esfuerzo, habian algunas cosas que ellos no sabían hacer bien. Así de vez en cuando, Omi se preguntaba si Persia, su jefe, falló en el blanco, cuando habia elegido la floristería como su tapadera.

-"Hey, Ken–Kun! Buenos Dias!” - Ken apareció en la entrada de la tienda con un balón debajo de un brazo, aún mirando medio dormido.

-"Hio, Omi, pareces muy alborotado, para estar despierto por la mañana.”

-"Tu eres el que esta sosteniendo un balon, Ken–Kun. ¿No eres tú el mas activo?”

-"No debi haberles hecho la promesa a esos chicos... estoy tan endemoniadamente cansado. Hablando de eso, ¿donde esta Yohji? ¿No está en el turno de la mañana hoy?”

-"Bien, en realidad....” - Su cara momentaneamente se arrugó en irritación. Omi señalo con el dedo hacia arriba. Siguiendo el dedo, Ken miro hacia arriba del edificio, donde en el balcón del cuarto piso, una joven mujer estaba apoyada en la barandilla, golpeteando el final de un cigarrillo. Era el cuarto de Yohji.

-"Ya veo.”

-"Además hace poco, ella ha bajado aquí y para tocar la campanilla, usando una camisa de hombre...”

-"¿Oh, asi que ellos duermen juntos?”

-"Disculpa”

-"¿Qué, no estas interesado en las chicas?”

-"¡Ken-Kun!” - Ken se puso a reir

- "No te sonrojes tanto. ¿Y que pasó después?

-"Bien, ella estando somnolienta, dijo ‘Yohji... dijo algo como que estaria abajo en 5 minutos,' pero ahora hace casi veinte minutos. Como si no le importara en obsoluto el bajar!”

-"Parece que es una chica diferente a la de ayer.”

-"¡¿Crees que me importa?!” - Omi, fijo cara en una expreción de absoluto disgusto, para si mismo en frente del mostrador.

-"No te enfades, Omi, solo te hace parecer celoso.”

-"¿Quien piensa eso!? Yo solo....” - Omi dejo de hablar repentinamente, sus ojos se fijaron en alguna flor.

-"¿...Huh? ¿Que pasa, Omi?

-"Esta flor... esta muerta...”

Y dicho eso, Omi gentilmente cortó un unico retoño blanco, una gota de nieve.



Capítulo 6: El doctor Miyatake - Traducción: Mariana Hatake

Habia un diminuto jardín en el patio del hospital. Mikage Hokujou estaba en cunclillas frente el, silenciosamente susurro una oración a las flores blancas que crecian allí. Probabelmente no habia dormido mucho desde ayer. Su brillante cabello negro estaba desarreglado y su cara mortalmente pálida sin el uso de maquillaje, perdia su voluntad para vivir.

De repente se dió la vuelta, sobresaltada de encontrar a Aya a su lado, pero una vez reconociéndolo, su ojos regresaron una vez más hacia las flores. Él apenas habia regresado de su visita diaria al Atico del Sanatorio, pero por alguna razón encontró su camino de forma natural, directo al patio y habia encontrado a Mikage ahí, como lo habia esperado.

- "El significado para gota de nieve es... ‘esperanza', tu me dijiste eso ayer, Aya. Así que he estado rezando aqui por ella.” - Dijo Mikage, su voz temblaba de agotamiento. - "Ayer por la tarde su condición se complicó repentinamente... yo tal vez parezca bastante calmada ahora, pero... escuche del Dr. Miyatake que Keisuke había nacido con alguna clase de inmunodeficiencia...”

- "¿Inmunodeficiencia?”

- "Si. No conozco los detalles pero eso fue lo que el Dr. Miyatake me dijo..."

Normalmente en estas circunstancias uno ofreceria algunas palabras de consuelo o pesar. Sin embargo, Aya no era capaz, o con mas precición, no sintio la necesidad de hacerlo. Por alguna razón, su corazón rechazaba a Mikage, sin embargo, encontro consuelo simplemente en tenerlo a él para hablar. Con un pequeño suspiro, ella se levanto.

- "Afortunadamente, no todo son malas noticias. Ayer, cuando conoci al Dr. Miyatake, le explique todo, y el accedió a ayudarme... Me prometio que distraeria al padre de Keisuke y me permitiria verlo.”

Por primera vez, vio la sonrisa de Mikage. En medio de toda la ansiedad, era una fuerte pequeña sonrisa. Cuando Aya la vio, inesperadamente murmuró unas palabras.

- "La casa de los gatitos..."

- "¿Huh?"

- "Es el nombre de la tienda. No te lo dije ayer, asi que..."

- "¿La casa de los gatitos?" - Su cara se hablandaba mientras soltaba unas risitas.- "Que nombre tan lindo para una tienda. ¿No te sienta mucho no es asi?" tan pronto como lo dijo, su cara se encogio avergonzada. "¡Lo siento, dije demasiado. Por favor perdoname!” Pero Aya aun recordaba su expresión en esa fracción de segundo en que habia caido en risas, la cara de su querida Aya a menudo se le presentaba cada vez que ella hablaba, quien ahora vivia en el atico del sanatorio.

"¡¡Oh no!! Abrochaste tu camisa todo mal, que vergonsozo! Eh?... Es...te, ¿Herí tus sentimientos? Lo... siento. Pero... si es embarasozo. Jajaja!! ¡Perdooonaamee! Oh, no hagas esa cara! Siempre te tomas las cosas tan a pecho! ¡Vamos ríete! ¡! Ríete por mí!!"

La alegre sonrisa de Aya, resonó en sus oidos, ¿Pero, acaso no volveria a ver esa cara sonriente otra vez? Nunca más...

- "¿Aya...? Um, ¿Estas bien?" - Observo a Aya, quien repentinamente habia caido en un melancolico silencio, con su cara cargada de preocupacion. Entonces...

- "Oh, Srta. Hokujou, ¿Estaba aquí?" - Su voz se suaviso cuando hablo, un hombre de corta estatura se acerco a ellos.

- "Dr. Takemiya!" Los ojos de Mikage destellaron de alegria ante el dorctor a cargo de Keisuke Gondou, Dr. Seiji Miyatake, ahora se habia convertido en el salvador de la vida de Mikage. Miyatake sonrió gentilmente, tambien saludo brevemente a Aya.

- "¿Te recuerdo del ático... esta todo bien ahí?"

- "Bien, suficiente..." contesto secamente. - Sin embargo, a Miyatake no parecia importarle su actitud, y giro una vez mas hacia Mikage. - "Srta… Hokujou, un poco de gratificación conmigo."

- "¡En... Entonces, usted esta...!"

- "Su Keisuke esta esperando por usted."

Ante esas palabras, las lágrimas desbordaron sus ojos, y su compostura rompio en sollozos. Miyatake situó una gentil mano sobre su hombro. Una escena rebosada de amor, y calidez. Sin embargo por alguna razón, mientras observaba, la expresión de Aya se acrecentaba fria.


Capítulo 7: Reunión - Traducción: Mariana Hatake

A través del cristal de la ventada de observación a simple vista una barrera del grande y esteril cuarto de hospital, a penas podía ver a Keisuke durmiendo en ropa normal. Detrás de esa ventada de cristal estaba Ryouzou Gondou, un hombre llegando a su mediana edad, una gentil mascara en su rostro y una grande y elegante figura recortada desde un adulador gris galante. Él era el lider del partido Liberal Reformista, un carismatico y atrevido politico lider de incitantes palabras que contradecian su modesta apariencia.

A pesar de su aspecto y apariencia, era libre de todo escandalo, ningun titular de noticia de evasión de impuestos o lios matrimoniales, ni un cotilleo sobre dificultades matrimoniales o rumores de divorcio. Su esposa era una compañera de la universidad, con quien se casó un año despues de convertirse en un miembro del régimen. Él era, "El Hombre De Incansable Honestidad," y fue esa imagen la que formo la fuente de su popularidad. Aunque su joven hijo, Keisuke era el mayor de sus tres hijos. Había esperado que su sucesor Keisuke siguiera sus pasos.

- "Sr. Goundou, por favor disculpeme...” - De manera sospechosa se giro a la voz de su espalada. Era el Dr. Miyatake.

No lejos de ahí, Mikage y Aya esperaban en las sombras del vestuario. Supuestamente, solo un guardia deberia proteger el cuarto de hospital, hasta el regreso de Goundou. Basándose en eso, Miyatake enviaria a ese guardia a hacer algun encargo que deberia durar una hora o mas, asi que ellos podrian entrar para ver a Keisuke. Pero ¿Por qué estaba Aya ahí? Solo por que Mikage le habia rogado que viniera con ella. Normalmente, Aya simplemente se habria negado, pero porque ella estaba en un apuro similar a él, no podia hacerlo. Mikage esperó pacientemente por el momento indicado, conteniendo su aliento y esperando hasta que pudiera reunirse con su amado. El volteo su mirada fija de la cara de ella, de regreso hacia el partido de Goundou. En realidad, hacía poco tiempo que notó por primera vez el aspecto en el rostro de Goundou.

Que frio, despiadado rostro...

Todo el lapso Aya lo observo, no pudo imaginarse ninguna clase de amor hacia su hijo en los ojos del hombre. Ni angustia, ni preocupación, ni esperanza alentadora. Si habia algo.... era odio. Aya pudo ver el aborrecimineto de tener que ver algo repugnante alojado en los ojos del hombre.

Y entonces, ahi estaba Miyatake, junto a él. Desde que lo conoció por primera vez en el jardin, habia sentido algo extraño acerca de el, algo exactamente lo opuesto de su aparentemente amigable y gentil comportamniento, algo en algún lugar oscuro y terrible. Él podia sentirlo incluso ahora, mientras el hombre hablaba con Gondou, pero qué o por qué, no tenia ni idea.

- "¡¡Aah!!” Mikage dejo salir un diminuto grito sofocado, cuando Gondou, Miyatake y uno de los guardias se fueron. Un poco mas tarde, Miyatake regreso, intercambio algunas palabras con el guardia restante, y los dos dejaron el cuarto de hospital a sus espaldas. Quienes finalmente dejaron el cristal de la ventana de observacion sin nadie colocado ante el.

- "¡¡Keisuke!!” Mikage se abalanzó hacia la figura detrás del cristal, sus pies se deslizaban al azar por el linóleo. Aya la siguio con su despreocupacion. En el otro lado del vidrio, ellos podian ver a Keisuke en una cama con su costado hacia ellos, una desolada figura. Su cabeza y ambos brazos estaban vendados. Ellos no podian ver mucho por las sabanas, pero desde el bulto debajo, podian suponer que ambas piernas estaban envueltas en ventas tambien. Sin duda su cuerpo entero estaba lastimado. Su rostro estaba drenado de vida, o quiza era solo por que sus ojos estaban cerrados, pero el se asemejaba a uno de los muertos.

- "¡Keisuke! ¡Keisuke! ¡Soy yo, Mikage! ¿Estas bien? ¡¿No estas muerto?! ¡Por favor permanece vivo! ¡¡Por favor vive, Keisuke!!" grito ella, su rostro presionó contra el vidrio. "¡¡Keisuke!! ¡¡Keisuke!! Por favor..."

Ella desesperadamente limpio las lagrimas que llenaban sus ojos. "No puedo ver... No, estoy llorando demasiado... Por favor para, No puedo ver a Keisuke... Solo tengo un poco de tiempo, asi que por favor... para... para de llorar..." Nuevamente se presiono a si misma contra el vidrio, y como si el pudiera escuhar sus pensamientos, desde la cama, los parpado de Keisuke lentamente ascendieron.

- "¡¡Keisuke!!" Cuando Mikage grito otra vez, lentamente giro su cabeza a su modo y dio una débil sonrisa. Él habia escuchado su voz. - "¡Tú estas bien! Él dijo que tu estabas bien" ¿Lo estas? ¡Tu estarás bien! ¡Tú eres el fuerte, mucho mucho más fuerte que yo! Así que tu vas a estar bien, ¿Verdad?"

En respuesta él le mostro un pequeño movimiento de su cabeza. El espíritu de Mikage se reanimo, sus palabras se derramaban, pero por mucho que ella quisiera contestarle a Keisuke, ella solamente podia asentir y mover su cabeza cuando las palabras se entorpecían. Viendo esto Keisuke sonrio una vez más, y a traves de una barrera de cristal, Mikage y Keisuke encontrar su amor una vez más.

Aya les dio la espalda, sus ojos vieron hacia abajo del pasillo. Era solo un silencioso, vacio lugar, tan lejos como el ojo podia ver. Justo como, su propio corazón se sentia.



Capítulo 8: Birman - Traducción: Mariana Hatake

Aya tomó un camino indirecto de regreso a la floristeria, llegando a su cambio de turno justo a tiempo, para encontrar a una mujer que no reconoció sentada en el sofá del interior. Su larguisimo cabello rizado con ligeros tonos marrones estaba sujeto detras de su cabeza, usando una blusa de un marrón claro que se disimuló como blanco, una falda larga de marrón oscuro y unas botas bajas del mismo material. Su estilo adulto encajaba delicadamente con un rostro esbelto. Al principio pensó que era la nueva novia de Yohji, pero cuando notó la tensión entre los otros tres, percibio la auténtica naturaleza de la mujer.

- "Birman..." - Aya murmuro el nombre en código del hermoso mensajero.

Ella cambiaba su apariencia cada vez que se encontraba con ellos; a parte de Persia, nadie conocia su verdadera apariencia. No, problablemete ni siqueira Pesia conocia quien era ella en verdad. Exactamente como en esta situación; ella se conocia muy bien a si misma para distrazarse perfectamente por si sola, asi que era dificil incluso comenzar a penetrar en sus numerosos disfraces. Tal vez estaba alrededor de los veinte acercándose a los veintiuno, pero Aya no se sorprenderia si era mas grande, o incluso mas joven. Había solo una cosa que él sabía con seguridad, que ella siempre elegia aspectos que realzaran su belleza. No obstante, habia algo un poco impasible acerca ella. Era una mujer complicada.

- "De parte de Persia, vuestro siguiente trabajo."

Hablando en un tono recatado, Birman saco una cinta de video de su carpeta.



Capítulo 9: Muerte - Traducción: Mariana Hatake

No podia creer que esto estaba pasando. Su cuerpo entero se sacudia, permanecía firme solamente porque se aferró a las manijas del marco de la ventana. A través de la ventana, algo tan extraño sucedio tan repentinamente, que incluso los guardias de Goundou que estaban a su lado se olvidaron de restringir el paso a Mikage, y el personal del hospital quien también habia acudido ahí debido a su grito, estaban en una completa perdida de palabras ante la escena.

- "¡¡Ke... Keisuke!!"

En su cama, él bajo la mirada hacia su nueva transfiguración, su corazón palpito con fuerza rapidamente. Los vasos sanguineos a través de su cuerpo entero, de repente, comenzaron a dilatarse anormalmente. Su cuerpo se retorcio en conjunto con miedo paralizador, olvidandose de parpadear y respirar. Los doctores y las enfermeras que rodeaban a Keisuke se quedaron de pie y no hicieron nada.

- "¿Qué… qué sucedió… ¡Qué acaba de suceder?! ¿Keisuke? ¡¡Keisuke!!" - Mikage gritó, golpeando en el cristal. Entonces el brazo de Keisuke, hinchado como una pelota, los dilatados vasos sanguíneos, estallaron.

Los doctores y las enfermeras que lo rodeaban incluso no retrocedieron, mientras que los ojos de Mikage se dilataban, sofocada en su respiración. El cuerpo de Keisuke no dejo de expandirse, justo como el levantamiento de un pan colocado en un horno.

- "¡¡Keisuke... no, Keisuke!!"

Ante el sonido de la voz de Mikage, Keisuke débilmente giro su cabeza sobre su cuello dilatado, y de alguna manera se las arreglo para hacerle frente, entonces... una triste clase de sonrisa aparecio en su rostro.

Un momento...

Su enorme cuerpo estallo en varios lugares al mismo tiempo, y los salpicones de sangre fresca colorearon de rojo las ventanas, y desde en medio del personal del hospital, un agudo alarido fue escuhado, Mikage se colapso inconsiente en el suelo. Era todo lo que podia hacer, porque esto seguramente tenia que ser una pesadilla. Un silencio siniestro se propago a su rastro, envolviendo a la gente que todavia permanecia en un asfixiante abatimiento.

Todos, trabajaron tan duro, no tenian palabras, no se podian mover. Todos exepto un hombre, quien con un suspiro que se convirtio en el sonido de unos paso, y rapidamente se alejaron, el Doctor Seiji Miyatake.

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